Carta de despedida 2013 - IV

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A ver, que me pierdo…

Bueno estaba en la despedida y en lo que para mi ha significado este tiempo, estos 17 años en los que he crecido, me he casado, he madurado, he tenido hijos, he estudiado…. Y sí, tantas cosas han pasado en mi vida mientras una parte de mi vida estaba en el hospital! Una de las más importantes ha sido tener a mis hijos, que ¿cómo no?; nacieron en el hospital, ¿dónde si no? Es en ese momento donde todo tu mundo se junta, donde tu familia viene a acompañarte y a verte a “tu casa” (bueno ya sabéis que parte de mi familia también pertenece a “esta casa”), donde tú te sientes tranquilo, cómodo, confiado, seguro y tu familia no entiende nada, te preguntan qué pasa, qué hacen esos, porque los otros… y tu empiezas a traducirles, a explicarles, a tranquilizarles (como haces con los pacientes). Es difícil saber dónde están las fronteras, donde la vida privada.

Durante todo este tiempo he visto a muchos profesionales que disfrutan de su trabajo y de luchar con el paciente, pero también he visto otros profesionales sufriendo mucho, muy confundidos, porque en su trabajo, en el hospital se encontraban bien, cómodos, reconocidos, útiles, alegres, poderosos y en sus casas, con sus familias, las cosas no marchaban tan bien o no se sentían comprendidos, escuchados, respetados; sentían que ahí no se les reconocía todo su esfuerzo, que nadie veía lo que hacían en su trabajo, ni lo que sufrían, ni lo que se esforzaban, ni lo que sacrificaban (aunque muchas veces lo disfruten). Pero ¿cómo lo va a entender desde fuera del hospital? ¡ESTO NO SE ENTIENDE! A mí me ha pasado desde los dos lugares. No entenderlo desde casa y no sentirme entendida, desde dentro. Y con esto se sufre mucho. Porque además los profesionales de la AYUDA (médicos, enfermeras, auxiliares, psicólogos y demás), no somos muy buenos en PEDIR AYUDA. Pero esto es tema para un tratado aparte, pero tremendamente serio y URGENTE.

También he visto muchos profesionales enfermar físicamente (y no voy a analizar la relación con lo anterior aunque creo que existe) y no entenderlo. Uno cree que si decide estar en un “lado” de la mesa, el otro “lado” no es una posibilidad, como si uno estuviera vacunado, y cuándo esto llega, es muy duro. Y ahí lo único que queda es que por lo menos “uno está en casa”.

Otra de las cosas que he aprendido en este mundo (ya ha subido de categoría, ya no es el hospital, ahora es un mundo) es acerca de las FRONTERAS que existen y cuál es el lugar de cada uno. En este mundo, tan grande y tan especial, donde trabajan más de 7000 personas y muchísimos voluntarios, cada uno tiene su sitio, para que todo funcione. Es como otras organizaciones grandes donde uno se puede jugar la vida, es como el ejército en muchas cosas: muchos van de verde, unos limpian, otros organizan, otros son los que llevan y traen cosas, otros los que cocinan, otros los que llevan la comida, y luego en diferentes categorías los que cuidan y los que curan, y por ahí andamos algunos psicólogos que tratamos de cuidar a todos y no curar a nadie. En la consulta he visto a muchas personas que trabajan en la casa y que nos han consultado por muy diferentes motivos y así he conocido muchas de las cosas que pasan en el hospital.


Y después de 17 años de “vivir” o “sobrevivir”, según el día, en el hospital 12 de octubre (bueno cuando empecé era el 1º de Octubre), en oncología, mucho tiempo en la planta 10 del edificio Materno-Infantil. Después de haber visto muchos, muchos pacientes, hijos, padres, madres, cuñadas, abuelos, vecinos…. Después de haber estado al lado de los pacientes en las habitaciones, en la sala de espera, en el hospital de día, en el tanatorio, en la cafetería, en el despacho, en el pasillo, en el suelo, en el cuarto de baño, en el ascensor, sentados en la acera y hasta en el paritorio… después de todo esto he decidido que quiero pasarme a LA VIDA CIVIL, que quiero hacer mi vida fuera de las puertas de este lugar, que quiero quitarme la bata, que quiero entender a la gente que dice que la vida del hospital es muy dura, porque sí, ES MUY DURA. Quiero poder respirar todos los días el ambiente de fuera, quiero ir al hospital solo de visita y espero que NUNCA a la sala de espera.

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